Los industriales colombianos dedicados a la fabricación de partes e insumos para automotores y que dentro de sus objetivos está el fortalecer el desarrollo de la industria automotriz, manifestaron su preocupación por la situación actual de las economías mundial y nacional a tiempo que invitaron a las factorías y al ejecutivo a buscar salidas concertadas para devolverle dinámica a la economía y salvar así puestos de trabajo, crecimiento, demanda y calidad de vida.
Acolfa, un gremio que agrupa empresarios totalmente comprometidos con la generación de valor agregado y con una competitividad considerada en ese entorno uno de los estandartes para ofrecer productos y portafolio de clase mundial, sabe que si bien habrá reactivación, esta será lenta y dolorosa porque dejará iliquidez, deudas, temas jurídicos para resolver y banca rota en la mayoría de los sectores productivos.
En diálogo con Diariolaeconomia.com, el Vicepresidente Ejecutivo de Acolfa, Alberto Macías, afirmó que la situación es muy difícil y sin precedentes a lo largo de la historia del mundo pues si bien hubo gripe española y peste negra entre tantas pandemias, la actual es tremendamente crítica porque todas las empresas de fabricación de partes y de vehículos están totalmente paralizadas, una realidad compleja porque no hay producción y sí por el contrario una serie de costos y egresos fijos que son insostenibles con cero flujo de caja. La situación, recalcó, es muy apremiante.
Apuntó que las grandes casas fabricantes de automóviles en el planeta están estáticas y explicó que las representaciones y comercialización de las más representativas marcas están igual frenadas y generando inventario porque no hay venta, tal y como pasa en los demás países en donde el mercado del automóvil está paralizado y apenas, en algunos casos puntuales, ya retomando su producción de manera muy gradual y con ayudas gubernamentales, pero que tendrán que enfrentar a mediano plazo un lío de inventario que posiblemente no será suficiente con la colocación, una vez se haga la apertura comercial, de productos en mercados locales y externos, un ejercicio que conlleva a un riesgo financiero.
El tema inventario, expuso Macías, hace prever un devenir poco halagüeño en las empresas que operan en Colombia, un asunto dramático porque todas las empresas van a querer, una vez terminen las restricciones o el confinamiento, vender y colocar sus automóviles en donde sea posible y allí todo el mundo buscará soluciones comerciales, inicialmente en los mercados internos y luego en los externos, aclarando que el ejercicio será complejo toda vez que quienes tienen mayor músculo financiero y logístico, van a superar a los que menos, como es el caso de Colombia, cuentan con ese factor de holgura.
El entorno, agregó Macías, tiene varios componentes en la coyuntura y uno de esos es el dólar que tal y como está no ayuda mucho a los productos de fabricación nacional porque aparte de las exportaciones en donde se cree hay ventajas, igual el sector importa materias primas y componentes así como vehículos terminados, una ecuación lamentable a la hora de poner coches o partes en el mercado porque todo se encarece en detrimento de la competitividad.
“Allí vemos una situación muy difícil porque en la medida en que se requiera más importación de insumos, estos tendrán que pagarse a mayor valor por la tasa de cambio y eso deprime al empresario como quiera que a la hora de exportar una fabricación local, ésta no tendrá mayor margen de utilidad porque lleva implícitos los insumos importados, algo muy parecido a lo comido por lo servido”, apuntó el señor Macías.
Acolfa agrupa treinta empresas en el país, pero hay que decir que en los buenos tiempos del sector el gremio representó a sesenta, ello en la primavera de la Comunidad Andina y en los inicios de la globalización. Hoy el panorama cambió porque al interior de la industria es fácil observar que en ese proceso y con los sobresaltos económicos, unos fueron retirándose y otros optaron por cerrar como es el caso de Icollantas- Michelin, una empresa que nació en 1942 con el apoyo del Instituto de Fomento Industrial, IFI, y luego adquirida por la multinacional francés en 1998 cuando desembolsó 74 millones de dólares.
Otro caso, indicó el Vicepresidente Ejecutivo de Acolfa, fue el de carrocerías Colcar y Blue Bird que cerraron, pero igual empresas del calibre de Saint Gobain, la empresa fabricante de vidrios y otras industrias pequeñas de capital nacional que lamentablemente tuvieron que bajar la persiana, una muestra fehaciente que la globalización ha resultado más que complicada porque arrasó con fábricas y empleos.
El sector de autopartes llegó a generar 25.000 empleos formales y hoy la cifra bajó a 20.000 puestos de trabajo, lo cual muestra un esfuerzo enorme de las factorías por mantener la dinámica y no afectar el ingreso de muchas familias en el territorio nacional, un aspecto que se dio remando en contra de la corriente para evitar detrimento social y haciendo gala de unas características empresariales muy particulares como resiliencia, aguante, empuje, compromiso y lucha.
“Esta es una situación igualmente complicada porque el nivel social también conlleva a dificultades ya que un empleado que esté laborando y pierda su puesto, representa un ingreso menos para una familia lo cual tiene enormes y dramáticos impactos en la comunidad y desde luego en ese núcleo familiar”, dijo Macías.
Cabe anotar que en 2019 la industria automotriz puso en el mercado entre 220.000 y 230.000 unidades, un ejercicio llamativo si se tiene en cuenta que la economía ya mostraba visos de decaimiento. En esta cifra es bueno anotar que está la oferta de carros importados y los ensamblados en el país.
Los números de 2020 son totalmente inciertos porque no hay una fecha definitiva para ponerle fin al confinamiento y no hay certeza de cómo o de qué manera será reabierto el mercado pues hay muchas dudas y preocupaciones adicionales porque se intuye que muchos que tenían programado ese gasto lo tendrán que aplazar o cancelar porque deben priorizar el pago de las deudas que van a quedar como consecuencia de la crisis sanitaria y ahora económica.
Sin llamarse a engaños, especificó el directivo, el crecimiento de la industria podría estar cerca de negativo porque entre todas las prioridades, el rubro de automóvil quedará seriamente comprometido y las ventas de 2020 saldrán fuertemente castigadas.
“Una vitrina que generalmente deja buenos reductos a la industria es el Salón del Automóvil, pero este año posiblemente deba cancelarse y con ello la opción de enderezar el factor ventas aunque también hay que entender que muchas empresas llegarían sin músculo financiero y sin la posibilidad de participar. La única salida estaría, si llegase a darse el Salón, es que Corferias baje ostensiblemente las tarifas para que los esfuerzos se hagan y así poder facturar, pero tal y como están las cosas, el gran encuentro está muy empantanado por el factor higiénico”, dijo.
La industria automotriz empieza a ver opciones
En medio de todo el caos que ha generado la pandemia y de las terribles conjeturas que hacen los analistas, un tema que empieza a notarse en la retahíla de cambios que vienen pos-pandemia es el del mercado del automóvil que ya empieza a poner el acelerador en las soluciones ambientales con vehículos a gas o movidos con energía solar, electricidad y otras alternativas.
En opinión del Vicepresidente Ejecutivo de Acolfa, Alberto Macías, es apenas visible la creciente demanda que empiezan a tener los automóviles operados con electricidad o a gas natural, pero lo innegable, expresó, es que las tendencias empiezan a cambiar y el público obliga a las marcas a mirar innovación y tecnologías limpias con lo cual se prevé una menor demanda de carros que exigen combustibles fósiles.
“El asunto de los vehículos eléctricos va a pasos agigantados en los países desarrollados y por ello es fácil ver nuevas y muy atrayentes propuestas. Yo creo que la situación actual va a poyar y a impulsar esa medida, la gente quiere un planeta verde y recuperar el terreno perdido en materia ecológica sin abandonar una eficiente movilidad”, expuso Macías.
Petróleo muy barato y gasolina muy cara
Una curiosidad que hay en el gremio, como en todo un país, es el por qué en momentos de petróleo muy barato, la gasolina cuesta tanto dinero y ello dijo el Vicepresidente de Acolfa es la consecuencia de la política de combustibles pensada más para favorecer a la Empresa Colombiana de Petróleos, Ecopetrol, y desde luego en sostener las finanzas públicas, hoy deterioradas por el desplome en los precios del crudo.
El vocero manifestó que la estructura en las tarifas de los combustibles está saturada por una cascada de impuestos que garantiza aire para el fisco, pero nada de incentivo para quienes hacen un esfuerzo y compran un vehículo, bien sea familiar o de trabajo con lo cual también se mueve la economía y el andamiaje social.
Al entrar en el tema petróleo, Macías consideró que la oportunidad es de oro para todos aquellos países que no producen el hidrocarburo y que hoy lo pueden importar a unos valores bastante bajos, dándole a cada país mayor opción competitiva, menores costos en los combustibles y una inflación baja porque los derivados del petróleo generalmente determinan el costo de vida puesto que literalmente mueven las economías.
Los países que pueden abastecerse, comentó, deben estar aprovechando la ocasión que caerá como una lotería y explicó que Colombia no puede darse ese lujo porque al ser un pequeño productor, tiene su capacidad de almacenamiento copada con la producción local. De igual manera indicó que Ecopetrol, la estatal petrolera tiene unos costos fijos y de operación que no permiten adoptar medidas como comprar muy barato lo que cuesta más producir con tarifa boca de pozo.
Acolfa entendió la situación de Ecopetrol y dijo que es entendible la reducción de personal, el cese en exploración y en investigación, un contexto que se da por fuerza mayor, pero que pensando en el futuro puede ser mucho más complicado. A criterio suyo el Coronavirus golpeó absolutamente a todos en el mundo y las consecuencias serán devastadoras en cada una de las economías.
¿Qué puede pasar cuando salga de nuevo el sol?
No hay anhelo más grande que abandonar la nube negra que trajo el Coronavirus para entrar en soles de esperanza que permitan abrigar sueños, proyectos y metas para volver por los derroteros de la dinámica, el crecimiento y el progreso, pero una cosa resulta también cierta, el día después del caos el mundo va a notar tremendos cambios.
Para Alberto Macías el mundo que vislumbra cuando la tormenta aciaga parta es un entorno mucho más pensante, sociable y prevenido en materia de salud porque la humanidad ahora más que nunca le dará valor a la salud que protegerá como el activo más preciado. Reconoció que por diversos motivos, con la llegada de la cura de la Covid-19 no terminarán las pesadillas pandémicas porque seguramente vendrán más, solo que la gente será mucho más cavilosa y juiciosa en el comportamiento sanitario y familiar pues el núcleo de familia recuperará su importancia y el sitio de privilegio que le corresponde.
En movilidad los cambios deben de igual manera esperarse porque las personas empezarán a moverse en esa atmosfera digital y de ciudades inteligentes que permite adelantar un trabajo de calidad sin la necesidad del desplazamiento gracias a la conectividad, a la tecnología y a las redes lo que hace pensar que habrá un mundo totalmente diferente que aprendió que no hay que hacer viajes o sacar el automóvil para cumplir con una cita o una junta directiva. Ese humano que empezó a redescubrirse también matizará en la productividad digital con disciplina, pero fortaleciendo factores familiares, sociales y de salud.
“A Colombia la veo más solidaria, mucho más comprometida con mejorar el comportamiento social y de salud y ojalá, pensando más con el deseo, que esta globalización no sea tan agresiva que logró acabar con varias economías, una situación tan delicada que conllevó a que más de ochenta países en el mundo ya impusieran restricciones tanto para importar como para exportar porque han visto que los mercados locales son más importantes en estos momentos de dificultad que los externos y por eso las naciones están protegiendo su empleo, su salud, su producción y sus finanzas”, precisó Macías.
Dentro de su análisis, Macías aclaró que la tendencia al proteccionismo ya se veía con procesos como el Brexit y la misma política de Estados Unidos de darle prioridad a su aparato productivo y a sus trabajadores. Ahora con pandemia, aseveró, la globalización entra en una etapa de revisión porque causó efectos adversos en salud y en economía, una razón más que de peso para que cada país opte por darle amparo a su mercado, pero principalmente a su bienestar y tranquilidad porque con las importaciones llegan plagas, enfermedades, riesgos y para no pocos, ruina.
Otro ítem a considerar, afirmó Macías, es que económicamente el estrés empieza a verse porque los países ven golpeadas sus finanzas pues cada vez hay mayor dificultad para poder pagar las importaciones y por eso, dijo, hay que fortalecer los mercados, aprovecharlos al máximo y fortalecer la producción nacional para que en el caso de Colombia, sus ciudadanos puedan verse beneficiados porque se habla de pago en el país, empleo colombiano, producto colombiano y apego por lo nacional para poder potenciar la economía local.
Si bien el Covid-19 ha hecho de las suyas y hoy sigue arrinconando al mundo, lo concreto es que mostró debilidades y equivocaciones en el manejo económico, una situación que conlleva a hacer correctivos y a desechar unas prácticas erradas que le costaron al país plata, empleo y desarrollo. Ahora, manifestó el directivo, la situación obliga a mirar hacia adentro, dándole vida al campo, a la economía rural y quitándoles el candado a muchas empresas que debieron injustamente cerrar pues una cosa era no hacer la tarea y otra competir con gigantes subsidiados y protegidos que estaban destruyendo el mercado doméstico.
Hoy algunos hablan de un acuerdo de cooperación económica con Japón y unos más osados le prenden velas a un TLC con China al ver en ese mercado asiático las más grandes oportunidades. Sin embargo los empresarios que han pasado por las verdes y las maduras con la desgravación arancelaria y que tuvieron que acudir al entierro de empresas, empleos y hasta sectores dicen que justamente hoy el palo no está para cucharas.
“Un acuerdo comercial en las actuales circunstancias con estos países sería fatal para sectores sensibles pues en lugar de estimular la producción colombiana, estaría dándole una estocada. Además en un acuerdo se desgravarán aranceles que son ingresos vitales para la nación y que hoy más que nunca se requieren para controlar la pandemia, apoyar a las empresas y subsidiar a los estratos más bajos. Sería inconcebible un acuerdo comercial en estos momentos”, concluyó Alberto Macías.